Adrián Ríos, MD
Llamamos usualmente “verrugas” al conjunto de muchas lesiones de piel que aparecen en la piel. En especial, aquellas que aparecen como pólipos nos invaden la piel del cuello, las axilas y hasta los párpados si las dejamos crecer. Es cierto que no matan, engordan y se enredan con todo, a veces las manipulamos y se inflaman, en resumen; no hay razón para permanecer con ellas.

Resultado del láser en el tratamiento de lesiones miliares
Algunos pensamos que si son contagiosas, en especial cuando se presentan en conjunto con las verdaderas verrugas u otras lesiones también origen de un trastorno del equilibrio natural de los tejidos, esta vez del tejido más superficial, la epidermis, a las que llamamos los médicos “queratosis”. Y lo de la desprogramación llega al punto de afectar los vasos dérmicos pues, es común ver puntos rojos que esta vez son originados por un aumento muy particular de vasos dérmicos, como en cúmulos. Es muy difícil que todo esto sea consecuencia de los años, de la programación de deterioro normal, de la afinidad del tejido por el azucar, de la fricción de estos tejidos, ignorando lo que un virus es capaz de hacer con cada núcleo celular que le permita entrar.

Presencia de fibromas, queratosis y pequeños hemangiomas
En este punto es en donde el láser decide no esperar a tener que realizar métodos muy tardíos aunque eficientes, pero con cicatrices y postoperatorios muy molestos.
El láser es más eficiente cuando se realiza bajo microscopio, no solo con un solo tipo de láser sino con varios y tampoco con la frecuencia correcta del láser puesto que, se necesitan piezas de mano especiales para no dejar cicatrices y posteriormente, continuar con técnicas que eviten sesiones extensas. Todo esto ya es posible. El control no será completo en una sola sesión la mayoría de las veces, es usual ver pequeñas lesiones tiempo después

Aunque el beneficio es innegable, es también incompleto